Andrey Amador: Ojalá podás leer esto

Fotos: Redes sociales de Andrey Amador.

Fotos: Redes sociales de Andrey Amador.

Recuerdo cuando Lance Armstrong era el ciclista de moda. Uno de chiquillo se subía a una bici y decía: “Soy Lance Armstrong”. Claro… Cómo no… Maillot amarillo por acá, maillot amarillo por allá… Conste: aún no se había develado lo de su dopaje.


A lo que quiero llegar con esta introducción es que un atleta inspira a los niños, a mi me pasó. Los pequeños de la casa quieren ser como su referente. Probablemente ahora, los niños deseen ser Andrey Amador. Así tal cual. Un ejemplo que quizás muchos de los que leen esto no tuvieron.

Cuando crecí no existió uno como él. Uno tico, uno con el sello de casa, uno que llevara la misma patria, uno que llevara el Pura Vida en la sangre. Andrey es ejemplo. Ya me imagino a muchos ahora y más con la fiebre del ciclismo: “Soy Andrey”, “Soy Amador”.

Veamos: Es por mucho el ciclista más histórico de Centroamérica.  Tiene un total de 17 presencias en Grandes Vueltas.

El costarricense tiene en su palmarés siete Giros de Italia, seis Tours de Francia y cuatro Vueltas a España. Contabiliza 354 etapas en esas pruebas.

El tico ha estado en 147 etapas del Giro, 126 del Tour y 81 de la Vuelta. Nunca se ha retirado. No sabe lo que es eso.

Ha ganado una etapa en el Giro de Italia. Se ha vestido de rosa, todo eso no tiene precio. Nada se compara a esos momentos vividos. A cualquiera se le infla el pecho de orgullo.

Sinceramente, se escribe facilísimo, pero lograrlo es muy difícil. Pedaleando luego de fuertes lluvias y hasta de fuertes caídas. Incluso, en línea de salida ha estado con lesiones, pero igual ha iniciado y ha terminado.

Andrey sabe lo que es no tener nada en el buche y aun así dar el extra. Sabe lo que es tener que trabajar en equipo. Sabe lo que es darle protagonismo a algún compañero de equipo, llevarlo a lo más alto, trabajar para él. Humildad es lo que le sobra.

Sabe lo que es sufrir para ganar, para trascender, para no quedar solo en el participó.

Sabe lo que es caerse, lesionarse, rasparse, “chollarse”, pero levantarse y decir: yo termino.

Por todo eso lamento no haber tenido un ejemplo así en mi niñez mientras andaba en bicicleta en el barrio. Eso sí, solo andaba, nada de manera competitiva, pero uno como buen fiebre del deporte se refleja en sus héroes.

He estado en coberturas periodísticas de Andrey luego de sus competencias, sus recibimientos en Costa Rica y he vivido el frenesí de estar en una sala de redacción mientras escribe páginas históricas para el ciclismo latinoamericano.

Si usted tiene pequeños en casa y les quiere inculcar el deporte de los pedales hábleles de Amador no de ningún otro. No de los colombianos Nairo Quintana o Rigoberto Urán, ni del ecuatoriano Richard Carapaz. Tampoco de los eslovenos de moda: Primož Roglič o Tadej Pogačar. Mejor del tico.

Todos son buenísimos, pero no son nuestros. A sus pequeños enséñeles fotos, videos y cuénteles que hay un ciclista que es de aquí, que es todos, que rompió paradigmas en el extranjero y que ha sido exitoso como ningún otro.

¡Muchas gracias Andrey!

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