Pistas improvisadas: Así entrenan velocidad los corredores ticos en pandemia

Fotos: Cortesía

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Es común escuchar: ¡Qué falta hace la pista! Sí… aunque a veces los corredores dicen que tienen una relación de “amor y odio” con ella, todos saben que es necesaria para los distintos procesos de entrenamiento.


Por la pandemia, la mayoría de los polideportivos permanecen cerrados desde marzo. Esto generó que entrenadores y corredores se las hayan ingeniado para hacer los trabajos de velocidad en la calle y no en sus lugares habituales.

Por ejemplo: las series de 400 metros, 800 metros, 1.000 metros, 1.200 metros, 1.600 metros o incluso pruebas de test de 5.000 metros ó 10.000 metros se han tenido que efectuar en el asfalto como tal y no en pista.

Acá entra la pericia y “marcar” la calle. Decir: “De este punto a este otro hay equis distancia”. Y en relación con eso comenzar a jugar con las series que le corresponden.

Lo anterior trajo una serie de modificaciones. La primera es que el entreno no se puede realizar en una altimetría 100% plana, pues varía en todos los lugares.

El tema de la hidratación y la seguridad también, pues en una pista por lo general el deportista deja su botella en un costado, pero en la calle no está ese espacio. Además, puede ser víctima de un asalto con más facilidad o también de algún accidente con algún vehículo.

Eso sí, no todo es negativo. Lo irregular del terreno hace que el atleta se exponga a algunos ascensos y se pueden realizar trabajos específicos con ganancia de potencia.

La corredora Dinia Vargas afirma que hay un cambio sustancial en cuanto a los tiempos que se cronometran en este tipo de trabajos en relación con los que se solían efectuar antes de la pandemia en las pistas de atletismo.

“He buscado calles que tengan alguna recta plana de unos 400 a 500 metros que me permitan realizar los entrenamientos de velocidad. Ninguna calle se compara con una pista porque uno se ve obligado en algún momento a tomar curvas más cerradas o hay que frenar para devolverse, y esa es una de las adaptaciones más fuertes que he tenido durante los entrenamientos”, comentó Vargas.

Y agregó: “También uno tiene que acostumbrarse a que los tiempos en calle, muchas veces serán unas milésimas de segundo más altas que las de pista”.

Además, el corredor Carlos Zamora afirmó que este es uno de los cientos de factores a los que hay que adaptarse durante los difíciles momentos que atraviesa el mundo.

“Hay que entrenar con lo que hay. Concuerdo que en pista salían mejores tiempos, pero la pandemia nos obligó a explorar un poco más y tener que buscar una cuadra cercana a la casa o una recta con la distancia que se necesita y que no tenga tanto desnivel, que se pueda ritmear bien y que no haya mucho tráfico”, destacó.

Zamora agregó que lo más importante es seguir activo en los entrenamientos, pues cuando se abran los polideportivos podría incluso llegar con mejor capacidad.

Por su parte, el entrenador Luis Alonso Rodríguez, del equipo Running by LAAR, es claro: “Si la vida te da limones hay que hacer limonada”.

“No hay pistas y hay que adaptarse, mucho está en la pericia del entrenador y en la del atleta en que pueda escoger lugares que tengan condiciones. Ninguno va a ser igual porque las pistas son planas, pero sí hay lugares que dan beneficios muy parecidos. Más que el terreno esto depende de la constancia del deportista, pues va a mejorar si se mantiene entrenando con una buena guía”, explicó Rodríguez.

De esta manera es como toda la masa del atletismo se encuentra aún a la espero de la apertura de los polideportivos o de las pistas de atletismo para retomar la normalidad que existía antes de la pandemia.

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