Chicago, 10 años después: ¡De Maratonista a Marathon Planner!

Foto: Cortesía

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Texto escrito por: Andrés Pacheco.


Hace un año tomamos esta fotografía en el famoso “Frijol” de Chicago, octubre 2019. Sin duda alguna, la foto más emblemática de la ciudad. Todos los que visitamos Chicago por la razón que sea, debemos y queremos regresar con la famosa foto del frijol. Topamos con la suerte de tener el escenario prácticamente libre solo para nosotros. Quizás una hora más tarde de haber tomado esta fotografía, cientos de personas hubieran salido como parte del paisaje.

Y ciertamente la ciudad estaba llena, abarrotada de gente, como ocurre siempre al inicio de octubre en Chicago. Era el fin de semana de uno de los eventos atléticos más famosos y esperados en el mundo entero: La Maratón de Chicago. Para los que corremos distancias largas, sabemos que correr esta maratón es el sueño hecho realidad, es nuestra iniciación en el mundo de las maratones, o para los que la corren por repetida vez, es la oportunidad para mejorar nuestros tiempos o para consolidar nuestra experiencia como maratonistas. Lo que sí es cierto, es que Chicago es y será siempre una de las chineadas y favoritas de nosotros los atletas.

Esta foto representa mi consolidación como “Marathon Planner” , un trabajo que con el pasar de los años lo he convertido en un hobby, en una pasión, en un gusto. Haber vivido yo la experiencia de correr maratón y sentido la felicidad, la adrenalina, la satisfacción que nos embarga el alma entera después de cruzar una meta, hizo que compartir esta dicha con tantas otras personas fuera para mi la nueva forma de ganarme la vida. Ayudar a los demás a hacer realidad el mismo sueño que yo tuve 10 años atrás es la razón por la que hoy en día continúo de pie, procurando correr y llevar a correr más kilómetros a más y más personas.

Efectivamente, hace 10 años corrí mi primera maratón. Chicago fue la ciudad que me recibió de brazos abiertos para poder mostrarme a mi mismo que correr una distancia de 42k no era imposible. Nunca corrí nada durante mi niñez ni adolescencia, nunca practiqué futbol, nunca hice ningún ejercicio aeróbico, nunca nadé, el basquetbol nunca me ha gustado, y el beisbol mucho menos. Créanme de verdad cuando digo que nunca practiqué deporte es porque nuca lo hice. La actividad deportiva durante mi paso por la UCR y que era obligación para todo estudiante fue mas que un deporte un gustito: ¡Baile!… Ah porque eso sí, el baile siempre ha silo lo que me pone a mover el cuerpo entero sin parar.

Una fecha emblemática que nunca olvidaré: 10/10/10. Diez de octubre del 2010, ese día corrí por las avenidas de Chicago. Muerto de miedo al inicio, lleno de dudas a la mitad, muerto de cansancio al final, pero con una satisfacción en lo más profundo de mi alma cuando mi primera medalla, primera medalla en toda mi vida, colgaba de mi cuello, y como si fuera un título universitario en las manos, me graduaba como MARATONISTA. Que felicidad, culminaba un proceso largo de entreno, una etapa dura y de muchos esfuerzos. Sin saberlo, comenzaba mi futuro cercano: ese día comencé a vivir de la maratón.

Correcto, comencé a vivir del sueño de maratón. Porque no corrí solo, corrí con miles de personas que tenía la misma ilusión, personas de todo el mundo. Corrí con mis amigos Correcaminos, con los que había entrenado duro durante meses atrás; corrí con otros ticos que también estaban ahí. En fin, no corrí solo y eso me hizo pensar en los miles y miles de personas que igual que los que ya estábamos ahí, quisieran o podrían hacer lo mismo.

Como dice el dicho, al que es renco lo empujan. Muchas personas quizás al igual que yo nunca pensaron en correr una maratón, probablemente ni distancias más cortas. A esas personas había que empujarlas, había que llegarles, había que motivarlos, había que enseñarles que querer es poder, que no hace falta ser bueno en esto, que no hace falta haber practicado algo anteriormente; que lo que se requiere es esfuerzo, ganas, deseos de cumplir y que todos, sin excepción alguna, todos podemos cruzar metas. Mi trabajó se convirtió en dar el empujón a esos que lo necesitan.

Que mejor que practicar con el ejemplo. Después de Chicago vino San Antonio, luego la hermosísima Berlín, San Diego, Los Angeles, París, etc y etc. Hasta hace casi un año, en noviembre 2019 cruzaba mi onceava meta de maratón en la ciudad de Indianápolis. Ya esto es imparable, ya la necesidad de correr es incontrolable. Correr y correr me hace currículo, como bien lo dice el slogan de mi agencia: De maratonistas para maratonistas. No gano carreras ni tan siquiera estoy cerca de algo así, no hago clasificaciones y estoy lejos aún de ellas, pero corro por salud, corro por bienestar y corro porque este trabajo que tanto amo y tanto disfruto debe alimentarse de vivencias, de realidades, de experiencias que solo poniendo en práctica en el asfalto las hacemos verdad. Y mi trabajo es ese, hacer realidad el sueño de los demás.

De maratonista a marathon planner. De correr para mi, a correr para lograr que otros corran. Que felicidad cuando quienes viajan conmigo cruzan su meta; ellos reciben su medalla de maratonistas, yo recibo la satisfacción de un trabajo bien hecho. Todos felices, todos complacidos…. ¡Cómo no disfrutar un trabajo así!

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